miércoles, 18 de agosto de 2010

Él controla el mundo pop.

Siete de la tarde en Aranda, provincia de Burgos, es la hora de empezar a arreglarse, pues los conciertos empiezan en breve, y él controla el mundo pop.

Afirmará ante los suyos que se ha puesto cuatro trapos, los primeros que ha pillado, pero la realidad dice que lleva más de una hora ante el espejo. Él controla el mundo pop.

La vestimenta es fundamental. Pantalones caídos, camiseta a rallas tal Wally, reloj Casio ochentero y, por supuesto, gafas retro Ray Ban de diversos colores, las mismas que nunca olvidó Jack Nicholson. Él controla el mundo pop.

Que más da que actúe un tal Brett Anderson, tampoco acudirían a una cita semejante y en el mismo lugar con Morrissey o Jarvis Cocker, sin embargo, se dan prisa cuando suenan los primeros acordes de Sidonie o Lori Meyers. Seguramente no ha revisado los curriculums antes de venir, pero no importa. Él controla el mundo pop.

Las miradas de los protagonistas se entrecruzan con un movimiento de cabeza en sentido vertical, observan a sus semejantes y toman nota. La cuestión es mejorar. “Aquella camiseta es interesante”, “su brazalete me mola, ¿donde lo habrá pillado?”, susurran para sí mismos. Insisto, que más da quién esté tocando encima del escenario, en seguida tendrá lugar otro Festival, otra cita ineludible, otra pasarela, y nadie puede ser más moderno que nuestro protagonista. Él controla el mundo pop.

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