Una historia de violencia.

Tras haber dejado pasar unos días desde la brutal agresión sufrida por el Consejero de Cultura de la Región de Murcia, Pedro Alberto Cruz, y tras la primera aparición pública del mismo, he querido aprovechar mi blog para dar un pequeño apunte sobre lo sucedido hace una semana.

Mucho se ha dicho, rumoreado, e incluso especulado sobre lo sucedido con Pedro Alberto Cruz en tan sólo siete días. Algunos lo achacan a temas políticos, otros hablan de ajuste de cuentas, y los hay que van más lejos y vinculan dicha agresión a un asunto más propio de la prensa rosa, algo que obviaré porque no merece ni el más mínimo de mis respetos. Una vez más queda claro la gratuidad de expresar comentarios, la frivolidad a la que puede llegar un asunto tan serio como el que nos ocupa.

Hoy he visto por primera vez al Consejero de Cultura, la televisión regional ha aprovechado su presencia en el partido que enfrentaba al Real Murcia contra el Cadiz C.F. en Nueva Condomina. Era el cebo perfecto, el objetivo prioritario de las cámaras y del realizador, no importaba el resultado del equipo local, y lo que primaba era cazar ese ojo que aún acusaba las heridas de la paliza sufrida por el Consejero la pasada semana. La sensación que me ha dad era una mezcla entre pena, rabia e impotencia, y las preguntas que me han venido a la cabeza son muchas, pero puedo resumirlas en estas tres, ¿que tipo de persona es aquella capaz de dar una paliza a otra?, ¿que aprecio por la vida humana tiene quien es capaz de hacer algo semejante?, ¿quien puede disfrutar con la violencia?, ¿y con el sufrimiento humano?.

Lo mas habitual cuando esto ocurre, es escuchar la rabia de la gente con expresiones de venganza hacia los responsables, un ojo por ojo que dirían algunos, pero esto ya no me convence, a decir verdad mi incredulidad ante esto es tal que si me pusieran delante a los autores tan sólo me conformaría con que me respondiesen a alguna de las tres preguntas anteriores. Sólo así podría llegar a comprender muchas cosas que por más vueltas que le doy, no logro entender.

Ánimo Consejero.